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El engrase de una persiana metálica es una tarea sencilla pero fundamental para prolongar su vida útil y evitar ruidos molestos al subir o bajar. Con el paso del tiempo, el polvo, la humedad y el uso frecuente hacen que los mecanismos internos pierdan fluidez, lo que puede ocasionar atascos o incluso daños en el sistema de recogida.
Para engrasar correctamente una persiana metálica, es recomendable seguir estos pasos:
● Limpieza previa: Antes de aplicar cualquier producto, retira la suciedad acumulada en guías y ejes con un trapo seco o ligeramente húmedo. Esto evita que la grasa se mezcle con el polvo y genere una pasta que empeore el deslizamiento.
● Acceso a los mecanismos: Abre el cajón superior para localizar el eje y el sistema de recogida. En el caso de las persianas enrollables de mayor tamaño, conviene revisar también las guías laterales.
● Aplicar lubricante: Utiliza un producto adecuado en puntos clave como poleas, rodillos y guías. Con una pequeña cantidad es suficiente; el exceso puede atraer más suciedad.
● Probar el movimiento: Sube y baja la persiana varias veces para repartir el lubricante de forma uniforme.
● Revisión general: Aprovecha el momento para comprobar si la cinta, el eje o las lamas presentan desgaste. Este tipo de cuidado forma parte del correcto mantenimiento de persianas, que evita reparaciones costosas.
Este procedimiento es válido tanto para persianas de aluminio ligeras como para persianas de seguridad más robustas, ya que en ambos casos el engrase contribuye a un funcionamiento más suave y silencioso.
A la hora de engrasar una persiana metálica, no todos los productos ofrecen el mismo resultado. Lo más recomendable es utilizar un lubricante en spray con base de silicona o teflón, ya que:
● No deja residuos pegajosos.
● Evita que se acumule polvo en exceso.
● Protege frente a la humedad, muy importante en las persianas exteriores expuestas a la intemperie.
● Facilita un deslizamiento suave y duradero.
El aceite multiusos también puede servir en situaciones puntuales, pero suele atraer más suciedad, lo que obliga a limpiar y repetir el proceso con mayor frecuencia. Para las persianas de aluminio, los lubricantes secos (como los de teflón) son especialmente adecuados, mientras que en las persianas de seguridad, más pesadas y robustas, puede ser necesario aplicar un lubricante de mayor densidad en las piezas de soporte.
En ocasiones, las persianas metálicas acumulan grasa vieja o exceso de lubricante mezclado con polvo, lo que provoca que el sistema funcione con dificultad. Para eliminar la grasa correctamente, lo ideal es seguir estos pasos:
Engrasar una persiana metálica no solo elimina los ruidos molestos, sino que también prolonga su vida útil. Con una correcta elección del lubricante y una limpieza previa, tanto las persianas de aluminio como las persianas de seguridad o las persianas exteriores funcionarán de manera más fluida y sin atascos. Además, incluir esta tarea dentro del mantenimiento de persianas periódico es la mejor forma de garantizar un rendimiento óptimo y evitar reparaciones mayores en el futuro.